jueves, 8 de marzo de 2012

Cuando se doma, el metal se convierte en... poesia

Este australiano es la prueba viva de que cuando el hombre domina la máquina, el frió metal se convierte en poesía. Puedo decir sin sonrojarme que siento envidia al ver la paz que se respira en los paisajes, en la carretera y en el propio personaje. Las motos que nos muestra son tres joyas de la mecánica. Máquinas con una excelente materia prima que éste individuo ha sabido mantener, restaurar y modificar en un alarde de filosofía Zen aplicada a la motocicleta.


Existe un libro titulado:
Zen y el arte del mantenimiento de la motocicleta. De Robert M. Pirsig. A pesar de lo cautivador del título es algo árido de leer en bastantes momentos, aunque no puedo negar que consigue lo que pretende.

Es una novela filosófica sobre la búsqueda de los valores externos. Los Principios, La Calidad y la Excelencia. Es al mismo tiempo, un relato de un largo viaje en motocicleta del autor con su hijo de once años por las carreteras del oeste estadounidense. Este relato refleja la relación del hombre con la tecnología en sus aspectos mas humanos. ¿Quien puede prescindir en nuestro mundo actual del uso de las máquinas?

Zen es la actitud. La motocicleta puede ser cada uno de nosotros, nuestro medio ambiente e incluso el planeta. Es interesante constatar como adoptamos por naturaleza una actitud "romántica" ante la tecnología. Nos gusta usarla, disfrutarla e incluso alardear de ella. En una situación así, ¿quien domina: el hombre a la máquina o la máquina al hombre?



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